9/3/17

Educar en la igualdad

Estimados lectores:



Con este título no quiero repetir lo que otros han escrito anteriormente, sino pedir reflexión y sentido común, ese que en tantas ocasiones es inexistente.


Hombres y mujeres somos diferentes, no solo en anatomía sino también en cerebro: peso, tamaño y funciones varían entre ambos sexos. Consecuencia lógica es que pensemos diferente, actuemos diferente, sintamos diferente, y obremos de diferente modo, COMPLEMENTANDONOS, nunca excluyendonos. 

El hecho que seamos diferentes no implica en ningún caso el poder de un sexo sobre el otro, tal como viene siendo la tónica durante los últimos siglos.

Si bien es cierto que vivimos en una cultura absolutamente masculina, y a pesar de los esfuerzos estamos anclados en ella, muchas mujeres inconscientemente, ayudan a su supervivencia, y continuidad, con gestos tan insignificantes como asignar unos colores determinados a los bebes recién nacidos, o determinar un tipo de labores diferentes dentro del hogar, o asociar determinadas manifestaciones de emociones a un sexo en concreto; violencia y agresividad a los varones y sensibilidad y llanto a las mujeres, por ejemplo.

Las primeras vivencias y  enseñanzas en  la infancia, son las que perduran a lo largo de la vida, si dentro del núcleo familiar, ya marcamos una diferencia, los niños la creerán real y crecerán teniéndola como cierta. siendo muy difícil poder   cambiarla de adultos. 

Como profesionales, como madres y padres, debemos ser conscientes de la responsabilidad que conlleva la educación de los infantes. Es en la EDUCACION dónde reside el verdadero cambio, tarea que pertenece tanto a madres como padres, ya que ambos deberían estar por igual moralmente comprometidos en ella. 

Identificar y  eliminar  barreras sexistas tradicionales debería ser el objetivo principal de todos los días del año por parte de  mujeres y hombres, Evitar que la información machista inconsciente que nos llega minuto a minuto deje de ser tal, es nuestra prioridad,

Considero que con educación, firmeza, perseverancia, podemos erradicar esta lacra que nos persigue a lo largo de los siglos.

No olvidemos que existen hombres buenos y mujeres malas. 


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